martes, 11 de noviembre de 2014

¡No hay quinto malo!

Nunca he estado muy seguro del origen de esta más que conocida expresión. Dicen los entendidos que proviene del mundo taurino, cuando el quinto astado de entre los seis u ocho de la corrida era, indefectiblemente, el elegido para probar sus hechuras. Sea así o no, lo cierto es que la quinta ronda del Preferente por Equipos presentaba un cartel más que interesante. Por encima de cualquier otra consideración, el enfrentamiento cumbre de esta temporada, un Orvina - San Juan, que podría haber decidido el Campeonato. Por otra parte, nosotros nos enfrentábamos a Paz de Ziganda, la estrella emergente del Torneo, tras su empate en la primera ronda con los vigentes campeones, por lo que se podría presumir la lucha determinante por el tercer puesto (sin menospreciar a los tudelanos de Santa Ana). La jornada se completaba con un Arrano - Runa, en apariencia, el menos atractivo de los tres encuentros, pero que dio mucho más de lo esperado.

Vamos con lo nuestro
Durante la semana, se fue confirmando la presencia de la mayor parte de los jugadores que, en principio, habían mostrado su disponibilidad para jugar. Esto incluía a Miguel, quien siempre destila su gran saber ajedrecístico a cuentagotas, pero cuya presencia se había deseado largamente. Su presencia, además, introducía una cierta sorpresa para nuestros adversarios. Alguna baja de última hora, como no puede ser de otra manera; pero, para compensar, la presencia de María, quien no se había estrenado aún esta temporada. Así que satisfechos de haber podido montar un equipo de fuerza similar al que, en la segunda ronda, había derrotado a San Juan. ¿Y enfrente? Sospechábamos que los de Atarrabia, tras su espectacular comienzo, tenían ganas de disputar el tercer puesto, así que apostábamos por una alineación en la que bordamos los cinco primeros. Esto siempre te da una cierta satisfacción, aunque limitada: las partidas se antojaban como muy igualadas en los primeros 5/6 tableros y sólo nos veíamos ligeramente superiores en los últimos (siempre confiando en D. Arpad. Luego la realidad siempre supera a la ficción).
En el primer tablero, Dani se enfrentaba (con negras) a un Eduardo Burguete que contaba su participación en el Torneo con victorias (incluida una ante Unai Garbisu), así que se presumía un duelo de alta tensión. Tanta debió ser que, en un Ataque Indio de Rey, ambos movieron sus piezas con prudencia y, tras escasos trece movimientos, se firmó el armisticio.
En el segundo tablero, otro enfrentamiento intenso. Aurelio, quien lleva un Torneo impresionante se enfrentaba a Gorka Argandoña, cuyo vigente título de Campeón de Navarra, parecía haberle dado alas, ya que también llevaba todos los puntos posibles (incluida victoria sobre Rada). No vi el inicio de la partida, pero cuando me pude acercar por aquellos lares, Aurelio parecía en clara ventaja de la posición, que parecía derivar de una Holandesa, con control de las casillas centrales y presión sobre un peón retrasado en columna abierta. Cuestión de técnica que, al nuestro, no se le suele escapar. Punto.
En el tercero, otro duelo de alto voltaje: Adrián Leránoz contra Txemi. Bueno, a priori. Txemi invita al de PDZ a progresar, pero Adrián parece un poco tímido [;-)]y, con algunas jugadas más que en la primera mesa, se terminan firmando las tablas.
En el cuarto, Miguel en su primera aparición en el Torneo, contra Iker Ojer. Miguel porfió en el flanco de rey con un movimiento masivo de piezas y con el avance de sus peones, pero con correcta defensa de Iker. No sé si porque la posición no daba para más o porque la presión del reloj empezaba a ser importante para ambos jugadores, también se firmaron las tablas, aunque, en este caso, considerablemente más tarde.
En el quinto, Oskar Lazkoz. El de Villava no se prodiga mucho, pero ya había jugado en la tercera ronda y, dada la trascendencia del enfrentamiento, barruntábamos su presencia. Enfrente, Pedro, que lleva un Torneo primoroso. La partida transcurre con una igualdad muy tensa cuando el de PDZ sacrifica material sobre el enroque del nuestro. No sabría decir si estaba suficientemente justificado o no, pero Pedro se defiende con extraordinaria precisión (un extraordinario tango de caballos defendiendo a su rey), para terminar imponiéndose con contundencia.
En el sexto, Cesar se enfrentó contra, posiblemente, la gran sorpresa de la alineación de Paz de Ziganda, Álvaro Ablanedo, una leyenda en el ajedrez navarro, pero quien no se prodiga en los tableros (aunque algún comentario había circulado sobre la posibilidad de que se pudiera alinear, aunque, con pocas probabilidades). Contrariamente a su partida de la pasada ronda, Cesar empujó rápidamente y se encontró con amplia ventaja de espacio y desarrollo, que se concretó en ventaja material, ante lo que el negro decidió abandonar.
En el séptimo, Txus empleó, ante Oihana González Etayo, una de sus armas favoritas. No es que Oihana se equivocara en la apertura, pero sí propició que Txus jugara esos esquemas que tanto le gustan. La partida fue avanzando a un medio juego/final con todas las torres en el tablero y alfiles del mismo color, con muchos peones (semibloquedos) en el tablero, con el alfil de Txus muy bueno y el de Oihana, ominoso. La duda era si se podía ganar o no. Txus encontró la manera de abrir la lata, aunque tengo la sensación de que Oihana podía haber ofrecido mayor resistencia.
El último tablero era el más desequilibrado en Elo. María se inauguraba en la temporada ante Herman Cloete. La partida comenzó cómoda para María, pero se fue complicando ante la reacción del de PDZ en una posición de enroques opuestos. En el momento crítico, y ya con la presión del reloj, el resultado se inclinó hacia nuestro lado, en la última partida en concluir.
6,5-1,5 es un resultado magnífico, que apenas podíamos haber confiado en conseguir. Además, entablando arriba en mesas complicadas y mostrando la fortaleza de los tableros de atrás, donde realmente se ganan estos torneos a ocho tableros. Vamos, casi como si fuera la SchachBundesliga.
El resto de la Ronda
Si nuestro encuentro era interesante, ¿qué decir del Orvina - San Juan? El duelo por excelencia, por mucho que ambos hayan sufrido algún revés en el presente Torneo (empate de Orvina contra Paz de Ziganda en la primera ronda y derrota de San Juan ante nosotros en la segunda). En el previo, convencimiento de que los sanjuandarras iban a presentarse con algunos de los jugadores que hasta ahora estaban inéditos (Ignacio Martínez de Arcaya e Isidro Gete) y dudas sobre el equipo que podría alinear Orvina, que, finalmente, fue menos contundente de lo que, me temo, ellos hubieran querido. El resultado final, mínima victoria de los piscineros por 4,5-3,5, deja las espadas en alto, lo que comentaré en detalle algo más abajo. Podéis encontrar crónicas bastante detalladas sobre cómo fue desde la perspectiva de los cronista de ambos equipos: aquí, la de San Juan y aquí, la de Orvina. Por supuesto, ambas merecen la pena.
El último encuentro de la jornada parecía relativamente irrelevante. Arrano parece, en un primer análisis, un equipo bastante inferior al resto de la categoría, mientras que Runa había obtenido una valiosa victoria antes Santa Ana (que nos complicó mucho la vida en la tercera ronda). Es verdad que las alineaciones de Runa son bastante heterogéneas, pero creo que nadie hubiera adivinado una victoria de Arrano por 6-2, ni tan siquiera a la vista de las alineaciones de ambos equipos. Un resultado que anima el Torneo (aunque me temo que nos quedamos sin crónica) y una seria advertencia de que no nos tenemos que tomar las rondas que nos quedan de manera descuidada.

Lo que queda
El Torneo es cosa de dos. Esto ya lo sabíamos antes de empezarlo, aunque es verdad que, por el camino, ha habido más sorpresas de las esperadas. La clasificación actual es como sigue:
1. Orvina 29 (5) 
2. San Juan 21,5 (4) 
3. Paz de Ziganda 18 (4)
 4. Oberena 17 (4)
 5. Santa Ana 14 (4)
6. Runa 12 (5)
7. Arrano 8,5 (4)

Orvina lleva una gran ventaja sobre San Juan (7,5 puntos), pero sólo le queda por disputar una ronda, la siguiente, contra Santa Ana. Estos cayeron derrotados por 7-1 frente San Juan, pero no hay que olvidar que nos ganaron a nosotros por 4,5-3,5. Así que el resultado es incierto. Una amplia victoria de Orvina podría darle el triunfo en el Torneo. En teoría, deben de ser superiores en los primeros tableros, pero los últimos tableros de Santa Ana, muerden. Como tantas otras veces, mucho va a depender de la alineación que los orvinos puedan desplazar a Tudela.

A San Juan le quedan dos rondas. La última es contra Arrano, lo que hay que contabilizar como una más que amplia victoria (aunque las partidas hay que jugarlas y, si no, que se lo pregunten a los chicos de Runa). Por lo que la diferencia de puntos entre Orvina y San Juan estaría prácticamente enjuagada. De hecho, matemáticamente, San Juan depende de sí mismo...pero la próxima ronda es contra Paz de Ziganda, un adversario nada cómodo y que les pondrá las cosas difíciles. Así que San Juan necesitaría ganar, al menos, por el mismo resultado que Orvina obtenga contra Santa Ana.
Dicho esto, hablarán los tableros.

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