viernes, 3 de enero de 2014

Mephisto emergió del Averno

Mefistófeles es un personaje de una ópera que además de recomendarla para disfrutar de este bello arte sirvió de inspiración a Charles Godfrey Gümpel, este hombre era un especialista en crear miembros artificiales o lo que es lo mismo a día de hoy era sin más ortopédico; tan encantado debió salir de aquella sesión de ópera que en su mente se gestó un personaje que pasaría a la historia más misteriosa del Ajedrez de finales del siglo XIX.



Un personaje que en su cabeza dio vueltas durante unos siete años hasta que pudo presentarlo ante la sociedad, creó a Mephisto un autómata que jugaba al ajedrez, tenía la cabeza rapada y portaba un sombrero con dos plumas, curiosamente y por amor a su oficio o guiño a la ópera este automatón poseía una pierna de hombre y otra que era una pezuña de animal, posiblemente de cabra. Una curiosidad sobre este nombre inventado es que las mejores máquinas actuales de ajedrez llevan este nombre.

Corría el año 1876 y en su propia casa en Leicester Square este maniquí sentado ante un tablero de ajedrez comenzó a sorprender a todos los invitados, Charles les dejaba tocar, mirar, especular y comprobar que era imposible que hubiera un hombre dentro del autómata por lo que demostraba a todos que no había fraude posible.

Efectivamente estaba tan bien diseñado este ingenio que aún hoy en día se especula abiertamente como era posible que un hombre manejara a distancia aquella máquina diabólica que jugaba estupendamente al chess.

Posiblemente este muñeco estuviera manejado a distancia por control remoto y es que las ciencias avanzan siempre una barbaridad y como hemos sabido de Julio Verne y otros grandes personajes de aquellos años las sociedades secretas manejan información de todos los nuevos avances científicos del momento con bastantes años de antelación, muchos años antes del conocimiento generalizado por la sociedad.

Seguramente Charles se las ingenió para conseguir que un jugador humano manejase a cierta distancia a este invento tan innovador que casi logró la máquina perfecta para jugar al ajedrez.

Lo que si es cierto y comprobado es que el fraude es más discreto que con El Turco o con El Ajeeb que les conté en artículos anteriores, pero un truco en parte descubierto por todos los que han estudiado este fenómeno es que el jugador culpable de ganar tantas y tantas partidas con Mephisto era Isidor Gunsberg un aspirante al título mundial de ajedrez que cambió su vida por manejar esta potente máquina que dejaba tantos beneficios económicos y la satisfacción de competir con los mejores ajedrecistas del mundo; más adelante en su época por Francia el jugador camuflado como Mephisto fue un francés llamado Jean Taubenhau.


En la exposición de París del año 1899 fue presentado y todos los medios de comunicación de la época se hicieron eco elucubrando el gran misterio electrónico o magnético que encerraba este invento que dejaba perplejo al más atrevido científico del momento, como les decía aún hoy en día se sigue estudiando la fórmula mágica que empleo el amigo ortopédico para sorprender en el mundo del Chess internacionalmente.

Por desgracia para mi hijo Jorge esta fue la  última vez que se vio este artilugio imposible de creer pero que nadie era capaz de descubrir su manejo, después desapareció o fue destruido aunque algunos aseveran que volvió al averno lugar del que cualquier día podría regresar.

Como siempre y en agradecimiento a los más pequeños ajedrecistas que nos visitan les dejo un encantador vídeo que les sacará más de una sonrisa.




4 comentarios:

Unknown dijo...

Ha estado muy bien, una pena que nos se conservase.
Muy interesante tienes que buscar más, otra cosa:
¿La gente no se aburría de tantos fraudes?

felix dijo...

La información es poder y el poder nunca se ha compartido. En aquella época, y si de sacar ventaja se tratase, igual que ahora. Espléndido como siempre.
Un abrazo

Jose Antonio dijo...

Jorge es bonito que los misterios sobrevivan a los años y si la máquina existiera a día de hoy sabríamos ese secreto mágico de como funcionaba.

Un beso chaval.

Jose Antonio dijo...

Amigo Felix, qué época más bonita se vivió en los comienzos del siglo XX, lo que daríamos por conservar aquellas miles y miles de notas que tenía Julio Verne y que quemó en un arrebato...

Un abrazo y gracias por compartir el Ajedrez.