Paliza en Orvina

Como ya comenté, en los encuentros contra Orvina y San Juan nos jugábamos nuestras posibilidades de "estar en la pomada" del Campeonato Navarro Absoluto por Equipos. Entre semana, ya sabíamos que íbamos a tener bajas: ni más ni menos que Dani y Txemi, nuestros dos primeros tableros, así que eso  significaba que a todos nos tocaba subir y, por primera vez en el Campenato, nuestro Elo medio estaba por debajo de los 2000.

Teníamos esperanzas de que ellos tampoco pudieran juntar su mejor 8. De hecho en la primera ronda, tuvieron que configurar un equipo de circunstancias. Pero, mientras esperábamos fuera del local a que comenzaran las partidas, íbamos viendo llegar a una alineación que si, tal vez, no era la de gala, se le parecía mucho. En resumen, que ya sentados la media Elo arrojaba casi 200 puntos a su favor de media en cada tablero. Dicen los cálculos de D. Arpad que, con menos doscientos, la esperanza matemática es del 25%. O sea, dos puntos: ¡qué gracioso! La verdad es que, con los relojes intactos, no parecía demasido fáci, si bien durante el desarrollo de las partidas, al menos en ciertos momentos, parecieron prometer algo más. Pero es que estos tíos son muy duros y, finalmente, el resultadose pareció más a lo que decían los números a priori. ¡Ah!, el bueno de D. Arpad.

En el primer tablero, Aurelio pareció tener una partida bastante igualada, pero el que estaba enfrente era Unai Garbisu. Sus caballos fueron y vinieron y, cuando se fue acabando el tiempo, Aurelio no pudo cambiar la marcha y finalmente, el punto se quedó en Orvina.

En el segundo, duelo de casi inéditos. Si nosotros teníamos a Miguel, que suele jugar pocas partidas, pero de enorme nivel, enfrente estuvo Miguel Rada (no, si cuando decía lo de alineación de gala, no lo decía de broma). Este último planteó una Defensa Owen que hubiera hecho las delicias del reverendo y que, tras más de cuatro horas de larga lucha terminó inclinando a su favor.

En el tercero, Sergio Navarrete le planteó una Alapin a Javier y éste entró en la línea más dura. El caso es que se supone que el negro iguala, pero lo cierto es que todas las piezas del blanco amenazaban el enroque del negro (tal es así que parecía que no solamente iban a dinamitar este, sino el flanco de rey de Cesar que jugaba en el cuarto tablero. Tal vez por eso, este decidió enrocarse largo y huir de las piezas de Navarrete). Defensa numantina de Javier (aunque tengo la sensación de que, en algún momento, Sergio pudo echar más leña al fuego). Creo que Javier ya había sido sorteado la mayor parte de los problemas y con ambos bajo bastante presión aparente de tiempo, cuando surgió la anécdota del encuentro: descubieron que sus relojes estaban a 90' + 10", en lugar de 90' + 30".  Así que hubo un rato de desconcierto, mientras se arreglaba el desaguisado. Al final, creo que la descompresión favoreció un empate en posición, tal vez, ligeramente favorable para el nuestro.

En el cuarto, Cesar e Iñaki Rebolé se salieron de las vías más conocidas con relativa rapidez y empezaron a consumir bastante tiempo. El negro pareció igualar, pero enrocó largo y especuló con una posible caza de la dama blanca, en la que Cesar entró y terminó con un botín de un par de peones. Final largo y con ambos cometiendo algunas inexactitudes, bajo la presión temporal, pero el punto cayó de nuestro lado.

En el quinto, Txus, con negras, jugó esas cosas que tanto le gustan (aunque a mi me ponen un poco nervioso). Consecuencia, inmensa ventaja de espacio de Pablo Urriza y parece que la partida va a derivar en enroques opuestos. Sin embargo la iniciativa de Txus en el flanco de dama hace que Pablo deje su rey en el centro. Cuando peor pintaba la cosa para el rey de Txus, éste abre el centro y sacrifica calidad. Txus aprieta al rival que se queda con un minuto escaso contra 3 ó 4 y entonces, cuando sólo falta rematar la faena, Txus se equivoca y firman las planillas con victoria del de Orvina.

En el sexto, Mariano manejó bien su partida con Gonzalo Mombiela, pero también aquí la partida cayó del otro lado. En el séptimo, el tradicionalmente sólido Mikel cayó rápido antes los embates de  las piezas de Roberto Monje. Finalmente, en el octavo Andrés jugó una interesante partida con Mikel Ortega, en la que entregó una peon por mayor actividad de piezas y un punto débil. Mikel devolvió material y, tras varias escaramuzas, llegaron a un final con aromas de tablas, pero que el de Orvina materializó a su favor, en la partida que cerró el encuentro, tras más de cuatro horas.

Con este resultado, nuestras escasas esperanzas de entrar en los puestos de honor quedan bastante limitadas, si bien es verdad que nuestros resultados siguen siendo objetivamente buenos, ya que seguimos puntuando de media por encima de lo previsto.

En el resto de la jornada, repaso de San Juan a Arrano (8-0). En circunstancias normales no habría mucho que comentar, salvo que Arrano compareció con 7 jugadores, a pesar de haber incorporado a su orden de fuerzas a Alberto Urkia y Koldo Flores (del Zaldi Beltza) y que, por lo que dicen en el sitio web de San Juan hubo alguna "escaramuza" más allá de lo habitual [Post-scriptum: Algo debió de haber, porque, en la publicación de las sanciones e incidencias correspondientes a la 3ª ronda, se cita un incidente under investigation, como suelen decir en la Fórmula 1]. Los piscineros empatan con Orvina en la primera plaza. Mikel Gurea se impuso a Santa Ana (5,5-2,5) y se mantiene en un discreto segundo plano a 3,5 puntos de la cabeza, si bien con un calendario ligeramente más favorable; aunque hay que tener en cuenta que todavía no ha habido enfrentamientos directos entre los tres equipos que parecen destinados a discutirse la supremacía del ajedrez navarro.

Para finalizar, Runa se impuso por la mínima (4,5-3,5) a Nuevo Casino y se sitúan como líderes del Casco Viejo (¡y pisándonos los talones!).